La luna encojía

A mi Virgen, nuestra Virgen, la de cada uno, todas ellas son la misma, siendo esta la mía.

Mi Esperanza Macarena. Tan niña en inocencia siendo mujer sin serlo. Ya la siento, acercándose, meciéndose, pasito a paso, paqué la prisa, ya la veo, doblando la esquina, la miro y sé que me vé.
 O es lo que quiero creer, que hasta la Luna se viste de gala con su mejor traje, para iluminarla y seguirla, y no perderse esta noche de olor a naranjo y cera. 
 Sabe que estoy ahí, con ella y ella conmigo, queriendola acompañar en su calvario y soledad y con el consuelo que nada puede cambiar ya, e invadiéndome una impotencia tal, que me encoje el estómago, por la angustia que me ahoga, que me sube al pecho y se me queda en la garganta.   Se me carga el aire que respiro, y suspiro, !Ay!

Y siento el dolor que está sufriendo, y el que ya ha pasao, siendo peor el que aún le quea por sufrir. Lloro por dentro, me compadece, la entiendo y comprendo, pero... ¿eso creo?, que iluso, ni a eso siquiera llego. No puedo, no alcanzo, veo un dolor tan grande y una lástima tan profunda reflejao en su rostro, que cuando empiezo a imaginarmelo me freno,    , y me digo a mi mismo, dios mio... que no llegue yo a sentir eso, no podría soportarlo, no hay cuerpo que lo aguante ni corazón que lo soporte, cualquier otro estallaría en lágrimas de pena y desconsuelo.

Y lloras, por dentro pero lloras, por su grandeza, su tristeza y su entereza, y su querer estar ahí, en su sitio, en la calle, en Sevilla, en la madrugá con su gente, con los suyos, con los que quieren hacerla suya y mirando a cada uno de todos los presentes que la acompañan en su paseo de angustia y amargura por la noche sevillana.

Y habrá quien crea, que la gente viene a verla en su paseo por la calle. Pero se confunden, es ella la que sale a vernos a nosotros, a darnos ánimo y ejemplo de entereza.

Y cuando me véo ahí, junto a ella, le pido fuerte y con el alma, algo, una cosa, solo una,,, que no me desampare, que me siga viendo y aunque no lo merezca que me perdone y me guie como solo una madre puede y sabe hacerlo.

Paseando con su pena que la hago mía, de verla a ella con esa cara de ternura, tan llorona y dolorosa y a la misma vez tan simpática y bonita, llena de fè y esperanza arropada y consolada, dándole el aire merecido que tanto le hace falta sin pensarlo la chillo; !como se me ocurre!, !que me pasa! !que estoy haciendo! grito su nombre !!MACAREEENAAAA!! y entre miradas de reojo desconocidas de todos lados de cerca y de lejos se olle !GUAPAA! y me sale otra vez casi sin quererlo !MACAREEENAAAA! y aun mas gente y sin vergüenza !GUAPAA! y en un último y más largo descaro y cogiendo mas aire que nunca me sale del pecho el pellizco que tenia !!MACAREEEENAAAAAA!! a la que aún mas gente que se suma contestan a la pá, también mas fuerte !! GUAPA GUAPA Y GUAPA !! y aunque casi sin aire pero emocionao me libero y me quedo en paz, una paz que quisiera para ella.

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